RUTA

CONTADERO - MIMBRERAS

Desnivel:
350 metros

Tipo:
Ida y vuelta

Distancia:
3 km

Tiempo:
1 h y 50 minutos

Dificultad:
Media

Conexión:
2, 7, 8, 11, 14 y 18

Vista satélite de la Ruta 9 Contadero - Mimbreras

71. (Casi) toda la laurisilva en un solo sendero: desde Contadero hasta Mimbreras

La senda te adentra en uno de los lugares de Canarias donde mejor se conserva la laurisilva. 

Te asombrarás del porte que alcanzan los árboles y verás cómo se regenera el Monte desde que se declaró Parque Nacional en 1981. Podrás imaginar pasados remotos, cuando la laurisilva ocupaba la cuenca mediterránea hace millones de años.

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El barranco de El Cedro es el corazón del Parque.

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Cuando los caminos eran las únicas vías de comunicación, este sendero era uno de los más transitados. Comunicaba el fértil valle de Hermigua con los pueblos y barrios de la parte alta de la isla (Igualero, Chipude, El Cercado...) y del sur (Alajeró, Santiago, Valle Gran Rey...). 

Muchas personas acudían al barranco de El Cedro a moler grano en los molinos de agua, llevar y traer animales, coger leña, hacer carbón…


Con respeto, toca los musgos, las cortezas, las hojas, el suelo… huele las plantas, la tierra, el aire puro… 

escucha los pájaros, el viento… y sonríe si la bruma te acompaña. 

Será mucho más auténtico: la laurisilva es un bosque de nieblas.

72. Cumbres nubladas

Mira a tu alrededor. ¡Hasta el suelo está cubierto de musgos! 

Musgos, helechos, árboles… están tan frescos gracias a la lluvia horizontal o precipitación de nieblas: los vientos alisios –generados por el Anticiclón de Las Azores- se cargan de humedad en su viaje oceánico y al “chocarse” con el norte de la isla, cada hoja, cada musgo, cada rama atrapan su humedad.


Este ambiente húmedo es el preferido por los helechos. En poco espacio hay varias especies. Si dedicas un poco de tiempo, podrás identificarlas.

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* La helechera crece en pies individuales (no salen varias de un base común). En invierno es la única que se le seca la parte aérea (la raíz sigue viva). En época del hambre, con sus raíces se hacían tortas.

 

 * Al penco le salen varios frondes (las “hojas”) del mismo tronco o base común. Parece el “típico helecho. Alcanzan más de un metro fácilmente. Es el único endémico (exclusivo) de Canarias.

 

* El penquito no levanta mucho más de un palmo del suelo (de ahí el nombre) y tiene el raquis (tallo) oscuro.

 

*La bechochina o batatilla es un helecho de unos 20 centímetros que sale de una especie de batata (como un raíz gruesa) pegada al tronco de los arboles. Es epífita (la “batata” crece encima de los troncos o ramas)

 

* La pata de gallina la verás un poco más adelante. Se reconoce porque salen bastantes plantitas juntas, miden unos 20 centímetros y se parecen un poco a palmas diminutas.

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73. Los brezos más grandes del Mundo

La verdad es que no nos hemos dedicado a medir todos los brezos del mundo, pero en Garajonay hay brezos de 20 metros y que entre dos personas no alcanzar a rodear su tronco… 

Si los encuentras mayores, dínoslo para que esta parada sea “Los segundos brezos más grandes del Mundo”;).


Más allá de esta anécdota propia del Guinness, el brezo es un árbol muy abundante que vive en los ecosistemas principales del Parque (laurisilva y fayal-brezal) y también coloniza lugares incendiados, talados y terrenos de cultivo abandonados. 


Sus hojas son muy distintas a las de las demás especies de la laurisilva: son pequeñitas (medio milímetro de grosor y un centímetro de largo), ideales para captar la humedad del Alisio. 


El brezo fue de gran utilidad cuando no había ni butano ni electricidad en los hogares gomeros: se empleó como leña para cocinar y calentarse y fue la principal fuente para hacer carbón.

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Los árboles que te rodean, en su mayoría brezos, captan con sus pequeñas hojas la humedad de los vientos alisios, la condensan y dan de beber a la isla.

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74. El haya. Mismo nombre distinta especie

Te presentamos otro habitante de la laurisilva: el haya. No debes confundir este haya enorme (Morella faya) con el haya del continente europeo (Fagus sylvatica) –mismo nombre, distinta especie-. El haya del continente es de hoja caduca (se le caen en invierno), mientras que esta tiene el mismo aspecto todo el año.


El haya habita tanto en la laurisilva como en el fayal-brezal, alcanzado portes bestiales. 

Para reconocerla fíjate en sus hojas: forma alargada y borde irregular. En los árboles viejos la corteza se resquebraja y acorcha, aunque como la naturaleza es caprichosa, no les ocurre a todos. En el camino hay unas cuantas hayas, algunas muy grandes. 


Sus frutos se llaman creces y se comen cuando están maduros.

Las creces maduras (oscuras) son comestibles

El haya era un árbol muy apreciado pues tenía bastantes usos: leña, carbón, forraje, tintórea, se hacían arados…


Quizás uno de los usos más curiosos y que todavía perdura es el de hacer astias, pértigas que usaban los pastores (y aún hoy se usan) para desplazarse por los barrancos.

Pastor saltando con su astia.

75. Ten cuidado con lo que llevas y lo que traes

Gracias al trabajo de las cuadrillas y del voluntariado, esta parada ya no es lo que era: en este lugar hubo una plaga: oreja de gato.


La oreja de gato es una bonita planta de jardinería que se expandió por distintos puntos del Parque. Enraíza tan fácil que cubre decenas de metros en pocos años.

La oreja de gato tapiza tanto que no deja crecer nada más

Cuadrillas erradicando oreja de gato en Garajonay

Detalle de la oreja de gato

La introducción de especies de flora y de fauna en islas es una gran amenaza para las especies que llevan evolucionando desde hace millones de años de forma aislada.

 

Desde que llegó el ser humano a Canarias hace menos de 2.000 años, se han extinguido decenas de especies. 

El Lagarto Gigante de La Gomera estuvo a punto de extinguirse por los gatos y ratas traídos por el ser humano.


El haya que acabas de ver también es un problemón… ¡en Hawaii!

Fue llevada en el Siglo XIX por emigrantes de Azores, donde también es autóctona y hoy es una terrible plaga que desplaza a las especies autóctonas. Llevarla fue una pésima idea.


Debemos evitar traer y llevar plantas y animales de un lugar a otro pues no sabemos el efecto en las especies locales. 

Según su origen las especies se catalogan en:


* Especie introducida, exótica o alóctona: la trajo el ser humano, como la oreja de gato o la rata.


* Especie autóctona: originaria del lugar, como el brezo. Vino por sus propios medios (ni en barco ni en avión ;)


* Especie endémica: especie que ha evolucionado aislada hasta convertirse en nueva especie exclusiva de un lugar. A menudo evolucionaron sin predadores: al ser introducidos (ej.: los gatos) no tienen manera de defenderse (los lagartos gigantes). 

76. Todo cambia

Y lo que cambió ayer 

Tendrá que cambiar mañana cantaba la gran Mercedes Sosa. 


Y eso es lo que está ocurriendo aquí. 

Escoltados por grandes brezos, jovencitos laureles aprovechan este claro del bosque para crecer buscando la luz.


Los usos del monte hicieron que especies menos exigentes como el brezo y el haya desplazasen a laureles, tiles, viñátigos, barbusanos…


Es un momento de cambio: los laureles están regenerándose de manera natural después de siglos de aprovechamientos forestales que transformaron el monte. 


A lo largo del camino, Todo cambia: la vegetación, la luz, los sonidos, las sensaciones…

77. Homenaje a la bombona de butano

No es habitual encontrar un llano como este en medio del Monte. 

Si te fijas bien en el suelo, descubrirás el motivo por el que está aquí: trocitos de carbón vegetal, pedacitos que nos hablan del carboneo, un aprovechamiento del pasado. 

Un trabajo muy duro: había que estar día y noche en el monte controlando la hornilla

El principio de su elaboración es el mismo en cualquier lugar: la construcción de una carbonera para la lenta transformación de la leña en carbón y así obtener un combustible mejor y duradero. 


En La Gomera el carbón se hacía de brezo y haya. Las carboneras se llamaban hornillas y, en lugar de las típicas carboneras altas y piramidales, llegaban a la altura del pecho más o menos.


Gracias a la aparición de la bombona de butano en La Gomera, el deterioro que producía la recogida de leña y el carboneo para cocinar y calentarse, se detuvo.

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Como dicen algunas personas mayores, “el butano fue el mejor guardabosque”

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78. Un caos positivo

Eres una persona privilegiada pues formas parte de la primera generación que visita Garajonay en su estado natural, sin aprovechamientos humanos que alteran y transforman el monte. Eso no ocurría desde que llegaron las primeras personas que arribaron a La Gomera hace algo menos de 2.000 años. 


Lo que ves aquí ahora (caos, desorden) es un paso intermedio entre el aspecto que tuvo el monte durante siglos de aprovechamientos (donde predominaban especies más favorecidas por el uso humano –hayas y brezos-) y la laurisilva en todo su esplendor antes de la llegada del ser humano. 


Poco a poco el monte se va regenerando pero mientras tendremos que soportar este pequeño Caos.

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La gestión del Parque se basa en interferir lo menos posible en los procesos naturales

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79. Bancales en el Monte

Tras la parada anterior puede dar la sensación de sentirse de nuevo en plena naturaleza. Pero, si observas bien, verás piedras colocadas unas sobre otras que podrían parecer… ¿terrazas de cultivo? ¿dentro del Parque Nacional? Así es. Antes de ser declarado Parque en 1981, hubo bancales en algunas zonas. 

Hace décadas estas terrazas estuvieron cultivadas de papas, millo, cebada…

Hace un siglo, en El Cedro vivían más de 100 personas que roturaron las tierras más próximas al barrio de El Cedro, adentrándose cada vez más en el Monte. 


La propiedad pública del monte, los aprovechamientos comunales, las fuertes restricciones y controles de los aprovechamientos y una sabiduría popular que reconocía en el monte la fuente de los recursos fundamentales para la supervivencia (agua, madera, leña, carbón, pastos…) evitó la tala de los bosques, como desgraciadamente sucedió en otros lugares de Canarias.

80. ¿Cuántos años tenía este laurel?

A menudo la gente se pregunta cuántos años tienen los árboles enormes que se encuentran cuando caminan en el Parque. 


Este laurel gigante, que murió en 2019, podría resolver la cuestión… si no fuera porque ¡¡No se ven los anillos!! 


Los anillos se forman a causa de las estaciones, e indican el ciclo de crecimiento del árbol. Los arboles caducifolios tienen un único periodo de crecimiento al año. Al llegar el invierno pierden sus hojas y el crecimiento se detiene, por lo que se marca un anillo por año.


En Garajonay las estaciones no están tan marcadas como en el continente: puedes caminar en diciembre en manga corta y necesitar un forro polar en agosto. La falta de estaciones muy marcadas hace que los árboles no tengan un periodo de crecimiento y otro de “reposo”. No se ven los anillos… y no podemos saber su edad. 


Lo que sí sabemos es que este fue un SEÑOR LAUREL, un gigante de la laurisilva, que nos habla de la grandiosidad y madurez de esta selva llamada Garajonay. 


Nota: en la siguiente parada verás qué futuro le espera.

81. Ya no está… pero está en todos lados

A simple vista, sólo queda el hueco de otro laurel gigante y chupones rodeándole (clones que lo perpetúan en vida).


Sin embargo, lo que fue y ya no es, está a tu alrededor: cientos de laureles nacidos de sus semillas; un suelo fértil que alimenta a miles de seres vivos gracias a la descomposición de su cadáver; palomas y mirlos que nidificaron en sus ramas y que repoblaron el monte al esparcir las semillas de sus frutos…


También dio mucho trabajo. Trabajo para Descomponedores S.A., empresa de ámbito local que gracias a sus millones de operari@s (hongos, bacterias, escarabajos, orugas, termitas, lombrices…) han devuelto al medio lo que el laurel le extrajo para vivir.


Es el ciclo de la naturaleza: todo se recicla y reutiliza, generando RESIDUO CERO. 


La Naturaleza no produce basura

Cientos de laureles como este son su legado

82. El campamento antiguo

A diferencia de otros claros de monte (llamados calveros, producidos por la caída de un árbol grande) este es un enorme claro hecho por el hacha en el año 1962. 

Se abrió para instalar un campamento de la OJE (Organización de Juventudes Españolas) que estuvo en funcionamiento hasta mediados de los años 70. Después de décadas de abandono, la naturaleza recupera su lugar.

Mojón del campamento antiguo (1962)

Las plantas amantes del sol, como el codeso o el alcalitofe, se han hecho dueñas del claro. 

Al codeso le reconocerás porque tiene hojas trifoliadas (como el trébol) pequeñas y estrechitas y flores amarillas que se convierten en pequeñas vainas (como habichuelas, pues es una planta leguminosa).

Las flores del codeso resaltan en el verdor del monte

El alcalitofe también tiene tres foliolos por hoja, pero mucho más grandes. ¡¡Y aromáticos!! Acaricia sus hojas, verás qué bien huele.

Alcalitofe en flor (fíjate en sus hojas trifoliadas y… ¡el tallo cuadrado!)

Poco a poco están creciendo arbolillos que, cuando crezcan lo suficiente, darán sombra y acabarán desplazando a alcalitofes y codesos. Así, este lugar volverá a ser laurisilva.

83. GIGANTES en la laurisilva

Has llegado al paraíso de los viñátigos: fondos de barranco, suelos profundos, temperaturas suaves y humedad constante.


Delante de ti tienes varios ejemplares de viñátigos, especie que puede sobrepasar los 30 metros de altura.

Por las hojas se puede reconocer: son alargadas, las más grandes de la laurisilva y son las únicas que al envejecer, se tornan rojizas. 

Si ves un árbol rodeado por una alfombra roja, es un viñátigo. 

Así tapiza el suelo el viñátigo, sobre todo en verano

En el Parque Nacional de Garajonay se encuentran los mejores bosques de viñátigos de la Macaronesia (región biogeográfica formada por los archipiélagos atlánticos de Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde).


Por cierto, quizás veas ratas borrachas cerca de los viñátigos. 

No es broma. Suben a los viñátigos para roer los brotes tiernos y ahí encuentran el alcaloide que las emborracha. Si te tropiezas una rata tambaleándose que no se asusta a tu paso, es probable que haya estado de fiesta en Viñátigo’s.

La rata negra es una excelente trepadora

84. El Amazonas de La Gomera

Para La Gomera, a tan sólo 350 km del desierto más gran del mundo, El Cedro no es un riachuelo cualquiera. Fue y es uno de los más importantes de la isla… ¡y del archipiélago! 


En el pasado, su agua movió las piedras de la media docena de molinos que molían el grano con el que se hizo gofio y harina. 

Hoy sus aguas riegan los cultivos del fértil valle de Hermigua. 

Un río lleno de vida

En su lento fluir, hospeda numerosas especies de invertebrados acuáticos, da de beber a los habitantes de Garajonay y, si lo deseas, saciará tu sed. Todo un lujo poder beber de un río hoy día.

85. Última parada: Mimbreras

Estás en Mimbreras o Brimberas, donde antiguamente las personas que trabajaban el mimbre venían a cogerlo aquí (hoy ya no hay) y a remojarlo para hacer cestos, canastas, serones…

“Colección de bolsas antiguas”: antes, cuando no había bolsas, las cestas eran vitales para cargar los productos: pescado, fruta, queso, grano…

Este cruce de caminos te ofrece la oportunidad de continuar tu paseo por esta selva de laureles o salir del Parque y acercarte a los pueblos de la zona.


Si dejaste el coche en Contadero, antes de regresar por él, te recomendamos que te acerques hasta la zona recreativa de la Ermita de Lourdes, a tan sólo 300 metros. Podrás beber agua, comer en el merendero lo que hayas traído o simplemente disfrutar de la tranquilidad y la naturaleza y descansar un rato.


Desde aquí también podrás ir al caserío de El Cedro, a Hermigua, a los Acebiños y a Reventón oscuro. 


Esperamos que hayas disfrutado del paseo.

Nombre científico, vernáculo y local de las plantas y los animales del sendero

Plantas

Animales

No abandone el sendero

Respete la vida natural: no moleste a los animales no arranque plantas

Evite el uso de aparatos de música

No tire basura, la que genere llévesela con usted

Evite hacer el sendero en solitario y avise siempre de su recorrido

Teléfono del Parque Nacional de Garajonay:

922 477 222

Teléfono de Emergencias:
112

Recuerde que hace el sendero bajo su responsabilidad