RUTA

LOS BARRANQUILLOS

Desnivel:
26 metros

Tipo:
Circular

Distancia:
0,8 km

Tiempo:
25 minutos

Dificultad:
Baja

Vista satélite de la Ruta 4 Los Barranquillos

32. Tras siglos de aprovechamiento forestal, el bosque se regenera en Garajonay

A lo largo del sendero podrás apreciar las huellas del uso del monte en el pasado, cuando Garajonay era el “supermercado” de la isla.     Y cómo se regenera desde que es Parque Nacional.

Podrás deleitarte con las vistas del oeste de La Gomera desde el mirador del sendero (si la bruma lo permite), donde destacan Alojera, en la costa occidental de la isla y los acantilados del Monumento Natural del Lomo del Carretón. 

¡Qué disfrutes el paseo!

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En La Gomera llamamos Monte al bosque que tapiza las cumbres.

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33. Un brezo privilegiado

El Parque Nacional de Garajonay destaca por la naturalidad con la que ha llegado a nuestros días. Ello se debió a una explotación compatible con la conservación. A pesar de la intensidad de los usos, el monte sigue tapizando estas cumbres.


Por ejemplo, se cortaban ejemplares seleccionados y se aprovechaban los árboles abatidos por temporales o enfermos, conservándose relativamente bien la estructura natural. 


Las gentes del cercano pueblo de Arure explotaron los recursos forestales de este lugar: pastos, leña, carboneo, recogida de hojame (hojarasca empleada como abono), madera, recolección de setas, plantas medicinales... 


Este enorme brezo se salvó de ser talado. Es testigo de los usos tradicionales del monte gomero.

34. Una explotación poco sostenible

En algunas zonas del monte se cortaron todos los árboles, lo que se conoce como tala a matarrasa. 

Aquí se aprecian los efectos: no hay árboles grandes y alrededor de cada tronco cortado salieron nuevos brotes (chupones) que hoy forman este bosque enmarañado. 

El resultado es un bosque en el que están ausentes las especies propias de la laurisilva (laurel, viñátigo, til…) y prevalecen las más resistentes y adaptadas a la explotación – hayas y brezos- que forman una laurisilva más seca llamada fayal-brezal.


35. Sin alimento cuesta más volver

En esta zona, los árboles alcanzan un porte mayor que al comienzo del camino, son más grandes y distanciados unos de otros. 

Aquí la explotación se hizo sobre individuos sueltos, respetando el conjunto. 


Sin embargo, a tus pies, comparado el suelo con otros lugares del monte, está bastante desprovisto de vegetación y empobrecido. 

El motivo: la hojarasca (llamada cisco u hojame) fue extraída hasta comienzos de los años setenta. 


Se empleaba como abono en tomateras y plataneras, llegando a exportarse al sur de Tenerife. 

El impacto fue notable, pues la materia orgánica es la base de la fertilidad del suelo y de la vida en el monte. 

Décadas después siguen notándose sus huellas, lo que da idea de la fragilidad y de la lentitud de algunos procesos naturales, como la formación de suelo.

Recogiendo hojame en el Monte

36. Ganado en el monte

Este recinto hecho de ramas de brezo se denomina corral. 

Éste imita los corrales tradicionales, como testimonio de uno de los aprovechamientos forestales que más importancia tuvo.

Cuando el ganado pacía en el monte, estas construcciones sencillas eran usadas para juntar a los animales, ordeñarlos... 


Rebaños de cabras y ovejas, así como cochinos en semilibertad, se alimentaban en los pastos de las zonas altas de la isla, especialmente en verano cuando los pastos de la costa se secaban.

 

El ganado aportaba leche, queso, grasa, cuajo, carne, pieles y lana.


Hace ya décadas que se dejaron de usar los corrales. 

En 1944 el Ayuntamiento de Hermigua prohibió el ganado en sus montes debido al deterioro que estaba produciendo. 

Para principios de los 50 había desaparecido prácticamente el pastoreo en Garajonay, el monte público de La Gomera.

El pastoreo en el monte fue fundamental para la isla

37. De arriba a abajo… y allende los mares

Antes de llegar a este mirador has abandonado el bosque y caminado por un monte bajo de jaras y pequeños brezos. 

El cambio en la vegetación y la posibilidad de disfrutar de las vistas del mirador, hay que "agradecérselo" a la principal amenaza del Parque Nacional de Garajonay: los incendios.

Aún hoy se aprecian las secuelas del incendio que en 1985 asoló estos riscos. El incendio afectó y transformó la singular vegetación y el paisaje de los acantilados de Alojera, amenazando la integridad del Parque Nacional.

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Un incendio devastador

El 11 de septiembre de 1984 comenzó en La Laja (San Sebastián) un incendio provocado. 

Aunque parecía controlado, se convirtió en el incendio forestal más trágico de España: murieron 20 personas, más que en ningún otro siniestro forestal de nuestra historia reciente. Las víctimas se vieron atrapadas por una lengua de fuego en la zona de los Roques que no les permitió reaccionar a tiempo  

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Se originó en los pinos plantados en las faldas de los escarpes,  quemó 40 hectáreas (¡como 40 campos de fútbol!).

Gracias a las labores de los retenes de incendios, a la disminución de la virulencia del fuego al pasar del acantilado a la cumbre y encontrarse al bosque maduro y al alisio soplando risco abajo, el fuego pudo ser extinguido.


Bajo tus pies se encuentran los farallones del Monumento Natural Lomo del Carretón, incluido en la Red de Espacios Naturales Protegidos de la isla. 


Además de sus valores geológicos (impresionantes coladas de basaltos horizontales, como capas de una tarta), destaca por albergar una rica flora endémica (exclusiva) y ser hábitat de la escasa paloma rabiche. 


Este ecosistema único está muy amenazado por el ganado asilvestrado que campa por la isla.

Hoy día el ganado asilvestrado causa tremendos destrozos en los ecosistemas

Si la bruma te lo permite, desde el mirador podrás contemplar el oeste insular, con Alojera como pueblo más importante. Es la zona que más exquisita miel de palma produce, junto a Tazo y Cubaba, pequeños pueblillos entre palmas que puedes ver a tu derecha.


Allende los mares están las islas más occidentales de Canarias: La Palma, a tu derecha y El Hierro a tu izquierda. 

Y si crees en leyendas, entre ambas, y en días excepcionales, surge San Borondón, una isla de quita y pon.

Isla de San Borondón por Pedro Agustín del Castillo y Vergara. 1731  

38. Paseo con final feliz

En este lugar te invitamos a que aprecies cómo ha cambiado el monte desde que se dejó de explotar. 

 

Fíjate en la imparable regeneración que está experimentando el monte, con musgos tapizando troncos y suelo, e infinidad de plantas y arbolitos jóvenes creciendo por doquier. 

Es la evolución natural del bosque tranquilo, que te refrescará en el estío y te protegerá de los fríos vientos del invierno. 

Nombre científico, vernáculo y local de las plantas y los animales del sendero

Plantas

Animales

No abandone el sendero

Respete la vida natural: no moleste a los animales no arranque plantas

Evite el uso de aparatos de música

No tire basura, la que genere llévesela con usted

Evite hacer el sendero en solitario y avise siempre de su recorrido

Teléfono del Parque Nacional de Garajonay:

922 477 222

Teléfono de Emergencias:
112

Recuerde que hace el sendero bajo su responsabilidad